La potabilización del agua es un tema crucial para la salud pública. Asegurar el acceso a agua segura es fundamental para prevenir enfermedades transmitidas por el agua. Uno de los métodos más antiguos y sencillos para hacer que el agua sea segura para el consumo es hervirla. Pero, ¿es realmente efectivo este método? ¿Qué bacterias elimina y durante cuánto tiempo debemos hervirla?
Hervir el agua implica elevar su temperatura hasta el punto de ebullición, que a nivel del mar es de 100°C (212°F). Esta alta temperatura destruye microorganismos patógenos, principalmente bacterias, virus y protozoos, que pueden causar enfermedades. El calor desnaturaliza las proteínas y otras estructuras celulares vitales para la supervivencia de estos organismos. Pero, ¿por qué funciona?.
La clave reside en la termodinámica y la cinética de las reacciones químicas. A medida que aumenta la temperatura, las moléculas se mueven más rápido y chocan con mayor frecuencia. En el caso de los microorganismos, este aumento de energía cinética altera la estructura tridimensional de sus proteínas, enzimas y membranas celulares. Estas estructuras son esenciales para su funcionamiento y supervivencia. Cuando se desnaturalizan, el microorganismo pierde su capacidad de replicarse y causar enfermedades.
La desnaturalización de proteínas es un proceso en el que la estructura tridimensional de la proteína se despliega o se altera, perdiendo su función biológica. Este proceso puede ser causado por factores como el calor, los cambios de pH o la presencia de ciertos productos químicos. En el caso de hervir el agua, el calor es el principal agente desnaturalizante.
Las proteínas están formadas por cadenas de aminoácidos que se pliegan en estructuras complejas. Estas estructuras están mantenidas por enlaces débiles, como puentes de hidrógeno, interacciones electrostáticas y fuerzas de Van der Waals. El calor proporciona la energía necesaria para romper estos enlaces, lo que provoca que la proteína se despliegue. Una vez que la proteína se ha desnaturalizado, ya no puede realizar su función biológica.
El hervido es eficaz contra una amplia gama de patógenos comunes transmitidos por el agua, incluyendo:
Es importante señalar que el hervido no elimina contaminantes químicos como pesticidas, metales pesados (plomo, mercurio), o productos químicos industriales. Estos contaminantes requieren métodos de filtración más avanzados.
La recomendación general es hervir el agua durante al menos 1 minuto. Este tiempo es suficiente para eliminar la mayoría de los patógenos. Sin embargo, a altitudes elevadas, donde el agua hierve a temperaturas más bajas, se recomienda prolongar el tiempo de hervido. Por ejemplo, a altitudes superiores a 2000 metros (6500 pies), se sugiere hervir el agua durante 3 minutos.
La razón para aumentar el tiempo de hervido a altitudes elevadas es que el punto de ebullición del agua disminuye a medida que disminuye la presión atmosférica. A menor presión, las moléculas de agua necesitan menos energía para pasar al estado gaseoso. Por lo tanto, a altitudes elevadas, el agua hierve a temperaturas más bajas, lo que puede reducir la eficacia del proceso de desinfección.
Varios factores pueden influir en la eficacia del hervido como método de desinfección:
Si bien hervir el agua es un método eficaz, existen otras alternativas para la desinfección del agua, especialmente útiles en situaciones donde no es posible hervir el agua:
Es crucial entender que hervir el agua, si bien elimina microorganismos, no elimina contaminantes químicos. De hecho, en algunos casos, puede incluso concentrarlos. Por ejemplo, si el agua contiene nitratos o metales pesados, hervirla puede reducir el volumen de agua, aumentando la concentración de estos contaminantes.
Para eliminar contaminantes químicos, se requieren métodos de tratamiento más avanzados, como la filtración con carbón activado, la ósmosis inversa o la destilación. Estos métodos pueden eliminar una amplia gama de contaminantes, incluyendo pesticidas, herbicidas, metales pesados y productos químicos industriales.
Hervir el agua puede alterar su sabor y olor. Esto se debe a que el calor puede liberar gases disueltos, como el cloro, y descomponer compuestos orgánicos. En algunos casos, el agua hervida puede tener un sabor plano o un olor rancio.
Para mejorar el sabor del agua hervida, se pueden tomar varias medidas. Una es dejar que el agua se enfríe completamente antes de consumirla. Otra es agregar una pizca de sal o unas gotas de jugo de limón. También se puede airear el agua vertiéndola de un recipiente a otro varias veces.
En áreas con agua dura (alta concentración de minerales como calcio y magnesio), hervir el agua puede provocar la formación de sarro en el recipiente. El sarro es un depósito blanco y duro que se adhiere a las superficies.
Para prevenir la formación de sarro, se puede utilizar agua filtrada o agua embotellada. También se puede agregar un poco de vinagre o jugo de limón al agua antes de hervirla. Estos ácidos ayudan a disolver los minerales y a prevenir la formación de sarro.
En situaciones de emergencia, como desastres naturales o cortes de suministro de agua, hervir el agua puede ser la única opción disponible para obtener agua segura para el consumo. En estos casos, es crucial seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y hervir el agua durante el tiempo recomendado.
Es importante recordar que, en estas situaciones, la prioridad es obtener agua segura para sobrevivir. Si bien el agua hervida puede no ser perfecta, es mucho mejor que consumir agua contaminada que podría causar enfermedades graves.
Existen varios mitos comunes sobre el agua hervida que es importante aclarar:
La potabilización del agua es un campo en constante evolución. Se están desarrollando nuevas tecnologías y métodos para hacer que el agua sea más segura y accesible para todos. Algunas de estas tecnologías incluyen:
Estas nuevas tecnologías prometen hacer que el agua sea más segura, accesible y sostenible para las generaciones futuras.