La coca de azúcar catalana, también conocida como "coca ensucrada", es un dulce tradicional arraigado en la gastronomía de Cataluña. Más que una simple receta, representa una conexión con la historia, la cultura y las costumbres de la región. Su sencillez y sabor la convierten en un postre o merienda apreciado tanto por niños como por adultos.
La historia de la coca en Cataluña se remonta a tiempos antiguos. Se cree que las cocas, en sus diversas formas, tienen orígenes en panes planos elaborados por civilizaciones mediterráneas. La coca de azúcar, en particular, podría haber evolucionado a partir de la práctica de utilizar los restos de masa de pan para crear un dulce sencillo. En lugar de desechar la masa sobrante, las amas de casa la extendían, la azucaraban y la horneaban, creando así un postre humilde pero delicioso.
La coca de azúcar, en su esencia, refleja la filosofía de la cocina de aprovechamiento, donde se minimiza el desperdicio y se maximiza el uso de los ingredientes disponibles. Esta práctica, común en muchas culturas, dio origen a una variedad de platos y dulces que hoy forman parte del patrimonio culinario. La coca de azúcar catalana es un claro ejemplo de cómo la necesidad y la creatividad pueden dar lugar a una tradición gastronómica duradera.
La coca es un término genérico que engloba una amplia variedad de preparaciones en Cataluña. Existen cocas dulces y saladas, cada una con sus propias características y variaciones regionales. Algunas de las cocas más populares incluyen:
La diversidad de cocas refleja la riqueza de la gastronomía catalana y la adaptación de la receta básica a los ingredientes disponibles en cada región. La coca de azúcar, aunque sencilla, comparte este espíritu de versatilidad y adaptabilidad.
La coca de azúcar tradicional se elabora con ingredientes básicos y fáciles de encontrar. La calidad de los ingredientes, especialmente la harina y el aceite de oliva, influye significativamente en el resultado final.
A continuación, se presenta una receta detallada para preparar la coca de azúcar catalana tradicional:
En un recipiente pequeño, disuelve la levadura fresca en el agua tibia. Añade una cucharadita de azúcar y remueve suavemente. Deja reposar durante unos 10 minutos, hasta que la levadura comience a burbujear y formar una espuma en la superficie. Este proceso indica que la levadura está activa y lista para usar.
En un bol grande, mezcla la harina, el azúcar y la sal. Haz un hueco en el centro y vierte la mezcla de levadura activada y el aceite de oliva. Comienza a mezclar los ingredientes con una cuchara de madera o con las manos, incorporando gradualmente la harina desde los bordes hacia el centro.
Una vez que los ingredientes estén integrados, amasa la masa sobre una superficie ligeramente enharinada durante unos 10-15 minutos. La masa debe quedar suave, elástica y ligeramente pegajosa. Si la masa está demasiado seca, añade un poco más de agua tibia. Si está demasiado pegajosa, añade un poco más de harina.
Forma una bola con la masa y colócala en un bol ligeramente engrasado. Cubre el bol con un paño húmedo o con film transparente y deja reposar en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que la masa haya doblado su volumen. Este proceso de levado es fundamental para que la coca quede esponjosa.
Precalienta el horno a 180°C (350°F). Forra una bandeja para hornear con papel de hornear. Desgasifica la masa (presiona suavemente para eliminar el aire) y extiéndela sobre la bandeja con la ayuda de un rodillo o con las manos, dándole una forma ovalada o rectangular. La coca debe tener un grosor de aproximadamente 1 cm.
Para una coca aún más esponjosa, puedes dejar reposar la masa extendida durante unos 20-30 minutos antes de hornearla. Cúbrela con un paño húmedo para evitar que se seque.
Antes de hornear, pinta la superficie de la coca con aceite de oliva y espolvorea generosamente con azúcar. Si deseas, puedes añadir unas gotas de anís. Hornea la coca durante unos 15-20 minutos, o hasta que esté dorada y cocida por dentro. Vigila la coca durante la cocción para evitar que se queme.
Retira la coca del horno y déjala enfriar sobre una rejilla antes de cortarla y servirla. La coca de azúcar catalana se disfruta mejor tibia o a temperatura ambiente. Se puede acompañar con chocolate caliente, café o simplemente disfrutarla sola.
La coca de azúcar es más que un simple dulce; es un símbolo de la cultura catalana. Se disfruta en reuniones familiares, celebraciones y festividades. Su sencillez y sabor evocan recuerdos de la infancia y de los sabores tradicionales. Preparar y compartir una coca de azúcar es una forma de conectar con la historia y las costumbres de Cataluña.
En muchas familias catalanas, la receta de la coca de azúcar se transmite de generación en generación, cada una con sus propios secretos y variaciones. Esta transmisión oral del conocimiento culinario contribuye a preservar la tradición y a mantener viva la cultura gastronómica de la región.
La coca de azúcar, con su humilde origen y su sabor reconfortante, sigue siendo un dulce apreciado en Cataluña. Su presencia en la mesa familiar y en las celebraciones populares testimonia su arraigo en la cultura y su importancia como símbolo de identidad.
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