La pizza napolitana, con su masa fina y bordes aireados, es un tesoro culinario italiano. Su sencillez es engañosa; la perfección reside en la calidad de los ingredientes y la técnica. Esta receta te guiará paso a paso para que puedas recrear la magia de una auténtica pizza napolitana en tu propia casa. Olvídate de las bases prefabricadas y descubre el placer de amasar y hornear tu propia obra maestra.
Disuelve la levadura en el agua a temperatura ambiente. Remueve suavemente hasta que la levadura se haya disuelto por completo. Deja reposar durante unos 5-10 minutos hasta que veas que se forman pequeñas burbujas en la superficie. Este proceso asegura que la levadura está activa y lista para fermentar la masa.
En un bol grande, coloca la harina. Haz un hueco en el centro y vierte la mezcla de agua y levadura. Con una espátula o cuchara de madera, comienza a incorporar la harina poco a poco desde los bordes hacia el centro, mezclando hasta que se forme una masa pegajosa. Este proceso inicial es crucial para hidratar la harina de manera uniforme.
Una vez que la masa se haya formado, añade la sal. Amasa dentro del bol durante unos minutos para incorporar la sal de manera uniforme. Es importante que la sal no entre en contacto directo con la levadura al principio, ya que puede inhibir su actividad.
Espolvorea una superficie de trabajo limpia con harina. Vuelca la masa sobre la superficie enharinada y comienza a amasar. Amasa durante unos 15-20 minutos, utilizando la técnica de "amasado francés" (slap and fold) si es posible. Esta técnica consiste en levantar la masa, golpearla contra la superficie de trabajo y luego doblarla sobre sí misma. El amasado francés ayuda a desarrollar el gluten de manera efectiva y a crear una masa elástica y fuerte. Si no estás familiarizado con el amasado francés, puedes utilizar la técnica tradicional de amasar, que consiste en presionar, estirar y doblar la masa. La masa estará lista cuando esté suave, elástica y ya no se pegue a la superficie de trabajo. Realiza la prueba de la ventana: estira un pequeño trozo de masa entre tus dedos. Si puedes estirarlo hasta que se vuelva translúcido sin que se rompa, el gluten está bien desarrollado.
Forma una bola con la masa. Coloca la bola en un recipiente hermético ligeramente aceitado. Cubre el recipiente con la tapa o con film transparente. Deja levar la masa en un lugar cálido (idealmente entre 20-25°C) durante al menos 8 horas, o preferiblemente durante 12-24 horas en el refrigerador (fermentación lenta en frío). La fermentación lenta en frío desarrolla sabores más complejos y mejora la digestibilidad de la masa. Si la masa se leva en el refrigerador, sácala al menos 2 horas antes de continuar con el siguiente paso para que se atempere.
Una vez que la masa haya duplicado su tamaño, vuelca la masa sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada. Divide la masa en porciones de aproximadamente 250-280 gramos cada una (para pizzas de tamaño individual). Forma bolas suaves y tensas con cada porción. Esta técnica se conoce comostaglio en italiano. Elstaglio es crucial para crear una estructura de gluten uniforme y para asegurar que la pizza se hornee de manera uniforme.
Coloca cada bola de masa en un recipiente individual ligeramente aceitado o en una bandeja cubierta con harina de sémola. Cubre las bolas con film transparente o con un paño húmedo para evitar que se sequen. Deja levar las bolas a temperatura ambiente durante al menos 2-4 horas, o hasta que hayan duplicado su tamaño. Este segundo levado permite que las bolas se relajen y se vuelvan más fáciles de estirar.
Espolvorea una superficie de trabajo con harina de sémola o harina de maíz. Con cuidado, toma una bola de masa y colócala sobre la superficie enharinada. Presiona suavemente el centro de la masa con los dedos, dejando un borde ligeramente más grueso (elcornicione). Estira la masa con las manos, desde el centro hacia los bordes, girando la masa mientras la estiras. Evita usar un rodillo, ya que esto compacta la masa y elimina las burbujas de aire que son esenciales para una pizza napolitana ligera y aireada. La masa debe quedar fina en el centro y con un borde ligeramente más grueso y esponjoso.
Transfiere la masa estirada a una pala para pizza previamente enharinada. Añade tus ingredientes favoritos. Para una pizza napolitana tradicional, utiliza salsa de tomate San Marzano de alta calidad, mozzarella fior di latte (o mozzarella de búfala) y hojas de albahaca fresca. No sobrecargues la pizza con demasiados ingredientes, ya que esto puede hacer que la base quede blanda.
Precalienta el horno a la temperatura más alta posible (idealmente 450-500°C) con una piedra para pizza en el interior (si tienes una). Si no tienes una piedra para pizza, puedes usar una bandeja para hornear. Desliza la pizza de la pala a la piedra para pizza o a la bandeja para hornear. Hornea durante unos 60-90 segundos, o hasta que la base esté dorada y los bordes estén ligeramente quemados (leopard spots). La pizza napolitana se cocina muy rápido a alta temperatura.
Retira la pizza del horno y sírvela inmediatamente. Disfruta de tu auténtica pizza napolitana casera.
Una vez que domines la receta básica de la masa para pizza napolitana, puedes experimentar con diferentes ingredientes y variaciones. Aquí tienes algunas ideas:
No tengas miedo de experimentar y crear tus propias combinaciones de ingredientes. ¡La pizza es una lienzo en blanco para la creatividad culinaria!