Las olivas partidas de Murcia son mucho más que un simple aperitivo; representan una tradición culinaria arraigada en la región, una forma de preservar y disfrutar de la aceituna en su máxima expresión. En un mundo donde la globalización a menudo uniformiza los sabores, descubrir y apreciar recetas como las olivas partidas murcianas nos conecta con la autenticidad y la riqueza de las cocinas locales. Esta receta, aparentemente sencilla, encierra secretos transmitidos de generación en generación, y su sabor evoca el sol, la tierra y el saber hacer de Murcia.
Para entender la esencia de las olivas partidas murcianas, es crucial comenzar por la materia prima: la aceituna. No todas las aceitunas son iguales, y para esta receta tradicionalmente se emplea una variedad específica, a menudo descrita como "fina, alargada y con bastante hueso". Esta descripción contrasta directamente con otras variedades de aceitunas, como las gordales o las manzanillas, que se preparan de manera diferente, a menudo enteras o deshuesadas y en sosa para suavizar su amargor inicial. La oliva para partir, en cambio, se busca en su estado más natural y con una textura que permita el proceso de "partido" sin deshacerse.
El acto de "partir" la oliva es fundamental. No se trata simplemente de rajarla o cortarla, sino de darle un golpe seco, generalmente con una piedra o un mazo de madera, lo suficiente para romper la piel y la carne superficialmente, pero sin llegar a deshuesarla por completo. Este "partido" tiene un propósito crucial: acelerar el proceso de curación y aderezo. Al romper la barrera protectora de la piel, se facilita la penetración de la salmuera y los aromas del aderezo, reduciendo el tiempo necesario para que la oliva pierda su amargor natural y adquiera los sabores deseados.
La elección de partir las olivas, en lugar de dejarlas enteras, revela una profunda comprensión de la aceituna y su comportamiento. Una oliva entera tardaría mucho más tiempo en curarse, ya que la salmuera y los aderezos tendrían que penetrar a través de la piel intacta. Al partirla, se crea una "puerta de entrada" que agiliza todo el proceso, permitiendo disfrutar de las olivas en un tiempo razonable y con un sabor más intenso y característico.
La receta de olivas partidas murcianas, en su forma más básica, es sorprendentemente simple, pero la calidad de los ingredientes y las proporciones son clave para el éxito. Los ingredientes fundamentales son:
Algunas variantes regionales o familiares pueden incluir otros ingredientes como pimiento rojo seco, laurel, tomillo, o incluso un toque de vinagre. Sin embargo, la base de limón, ajo, orégano e hinojo es la esencia del aderezo murciano clásico.
La preparación de las olivas partidas murcianas requiere paciencia y atención al detalle, pero el resultado final justifica el esfuerzo. El proceso se puede dividir en varias etapas:
Como ya se ha mencionado, el primer paso crucial es "partir" las olivas. Se colocan las olivas sobre una superficie dura y se golpean individualmente con una piedra pequeña, un mazo de madera o incluso con el canto de un cuchillo ancho. El objetivo es agrietar la piel y parte de la carne, sin deshacer la oliva por completo. Es importante tener cuidado de no golpear demasiado fuerte, ya que se corre el riesgo de aplastar la oliva y afectar su textura final.
Una vez partidas, las olivas se colocan en un recipiente grande y se cubren con agua limpia. Este primer remojo tiene como objetivo eliminar parte del amargor inicial de la oliva fresca. El agua se debe cambiar diariamente, durante varios días, generalmente entre 5 y 7 días, dependiendo del grado de amargor de las olivas y del gusto personal. Algunos prefieren un sabor ligeramente amargo, mientras que otros prefieren olivas más suaves. Probar una oliva diariamente durante este proceso ayuda a determinar el punto óptimo de remojo.
Después del remojo en agua, se prepara la salmuera. La proporción de sal en la salmuera es fundamental para la conservación y el sabor. Una proporción común es alrededor de 70-100 gramos de sal por litro de agua, aunque esto puede variar ligeramente según las preferencias. Es importante disolver bien la sal en el agua antes de verterla sobre las olivas.
Las olivas remojadas se escurren y se colocan en un recipiente adecuado para la salmuera. Tradicionalmente se usaban orzas de barro, que ayudan a mantener una temperatura fresca y constante, pero también se pueden usar recipientes de vidrio o plástico alimentario. Se vierte la salmuera sobre las olivas, asegurándose de que queden completamente cubiertas. Si es necesario, se puede colocar un peso ligero sobre las olivas para mantenerlas sumergidas en la salmuera.
Una vez que las olivas están en salmuera, se añaden los ingredientes del aderezo. Se cortan los limones en trozos (o se exprime el zumo), se pelan y se machacan ligeramente los ajos, se añade el orégano y el hinojo. Todos estos ingredientes se incorporan a la salmuera junto con las olivas. La cantidad de cada ingrediente puede ajustarse al gusto personal, pero es importante mantener un equilibrio para que ningún sabor domine sobre los demás.
Ahora comienza la etapa más larga y crucial: la curación y el aderezo. El recipiente con las olivas en salmuera y aderezo se guarda en un lugar fresco y oscuro. El tiempo de curación puede variar considerablemente, desde unas pocas semanas hasta varios meses, dependiendo de la concentración de sal en la salmuera, la temperatura ambiente y el tamaño de las olivas. Durante este tiempo, las olivas irán perdiendo su amargor residual y absorbiendo los sabores del aderezo.
Es recomendable probar las olivas periódicamente, a partir de las 2-3 semanas, para comprobar su sabor. Se busca un equilibrio entre el sabor salado, ácido, amargo (ligero) y los aromas del aderezo. Cuando se considere que las olivas han alcanzado el punto de sabor deseado, estarán listas para consumir.
Una vez aderezadas, las olivas partidas murcianas se pueden conservar en la misma salmuera, en un lugar fresco y oscuro. Si se almacenan correctamente, pueden durar meses, incluso más de un año, como se menciona en algunas fuentes. Es importante asegurarse de que las olivas estén siempre cubiertas por la salmuera para evitar que se sequen o se deterioren.
Para servir, se pueden sacar las olivas de la salmuera y escurrirlas ligeramente. Se pueden presentar solas como aperitivo, acompañadas de pan, queso o embutidos. También son un excelente acompañamiento para ensaladas, tapas y otros platos mediterráneos.
Si bien la receta básica de olivas partidas murcianas es relativamente constante, existen numerosas variaciones y "secretos de familia" que enriquecen la tradición culinaria. Algunas familias añaden un toque picante con guindilla o pimentón picante. Otras incorporan hierbas aromáticas adicionales como tomillo, romero o mejorana. En algunas zonas, se utiliza un poco de vinagre en el aderezo para intensificar el sabor ácido y ayudar a la conservación.
Un ingrediente menos común, pero mencionado en la información proporcionada, es el membrillo. La adición de un trozo de membrillo al aderezo podría aportar un toque dulce y aromático sutilmente diferente. Esta variación refleja la creatividad y la adaptación de las recetas tradicionales a los gustos locales y los ingredientes disponibles.
Otro aspecto importante es la calidad de los ingredientes. Utilizar aceitunas frescas y de buena calidad, limones aromáticos, ajos frescos y hierbas aromáticas recién secadas marca una gran diferencia en el sabor final. La paciencia y el cuidado en cada etapa del proceso, desde el partido de las olivas hasta el tiempo de curación, también son factores clave para obtener un resultado excepcional.
Las olivas partidas murcianas son mucho más que una receta; son un elemento fundamental de la cultura gastronómica de la región. Forman parte del aperitivo tradicional, de las tapas, de las reuniones familiares y de las celebraciones. Compartir un plato de olivas partidas es un acto social, una forma de conectar con la tradición y de disfrutar de los sabores auténticos de Murcia.
La elaboración casera de olivas partidas, como se menciona en el texto proporcionado, es una práctica que se transmite de generación en generación. "Somos muchos las que las hacemos en casa como lo hacían nuestros abuelos", se afirma, destacando el valor intergeneracional de esta tradición. Esta práctica no solo garantiza un producto de calidad superior, elaborado con ingredientes frescos y a gusto personal, sino que también preserva un patrimonio cultural inmaterial.
En un contexto globalizado donde los alimentos procesados y estandarizados dominan el mercado, recuperar y valorar las recetas tradicionales como las olivas partidas murcianas es un acto de resistencia y una forma de reivindicar la riqueza y la diversidad de las cocinas locales. Al preparar y disfrutar de las olivas partidas, no solo estamos saboreando un delicioso aperitivo, sino que también estamos conectando con la historia, la cultura y la identidad de una región.
Existen algunas ideas erróneas comunes sobre las olivas partidas y su preparación que conviene aclarar:
En resumen, las olivas partidas murcianas son un tesoro gastronómico que merece ser conocido y apreciado. Su sencilla receta, rica en tradición y sabor, nos conecta con la cultura mediterránea y con el saber hacer de generaciones de artesanos culinarios. Al prepararlas en casa, no solo disfrutamos de un aperitivo delicioso y saludable, sino que también contribuimos a preservar un valioso patrimonio cultural.
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