La torta de San Blas, un manjar tradicional originario de Eibar, en el corazón del País Vasco, es mucho más que un simple postre. Es una expresión cultural, un símbolo de protección y un legado de sabores que se transmite de generación en generación. Su consumo se concentra especialmente en las festividades de San Blas, celebradas el 3 de febrero, día en que se honra al santo protector contra las afecciones de garganta. Esta conexión con la salud y la tradición le confiere un significado especial que trasciende lo puramente gastronómico.
Origen e Historia
La historia de la torta de San Blas está íntimamente ligada a la festividad del mismo nombre y a la devoción popular hacia este santo. Se cree que la tradición de consumir este dulce en particular se remonta a siglos atrás, aunque la receta exacta ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los ingredientes disponibles y a los gustos locales. Eibar, una ciudad con una rica historia industrial y cultural, se ha consolidado como el principal referente de esta tradición.
La costumbre de llevar las tortas a bendecir durante la misa del día de San Blas es un ritual importante. Este acto de bendición busca imbuir al alimento con propiedades protectoras, especialmente para la garganta, reforzando la conexión entre la fe y la salud. Los cordones de San Blas, también bendecidos en esta fecha, comparten este simbolismo protector.
Ingredientes Esenciales
Aunque existen variaciones en la receta según la tradición familiar, los ingredientes básicos para la torta de San Blas de Eibar incluyen:
- Harina de trigo: La base de la torta, preferiblemente harina de repostería para una textura más suave. La calidad de la harina influye directamente en la esponjosidad del resultado final.
- Azúcar: Aporta el dulzor característico y contribuye a la caramelización durante el horneado. El tipo de azúcar (blanco, moreno, etc.) puede influir sutilmente en el sabor.
- Huevos: Aglutinan los ingredientes, aportan humedad y enriquecen la masa. Es importante utilizar huevos frescos para un mejor resultado.
- Mantequilla o Manteca de Cerdo: Aporta sabor y ternura a la masa. La elección entre mantequilla y manteca es una cuestión de preferencia personal y tradición familiar. La mantequilla aporta un sabor más lácteo, mientras que la manteca puede conferir una textura más hojaldrada.
- Anís: El aroma inconfundible que define la torta de San Blas. Se utiliza en diferentes formas: licor de anís, semillas de anís o esencia de anís. La cantidad utilizada debe ser controlada para evitar un sabor excesivamente fuerte.
- Levadura: Imprescindible para que la torta suba y adquiera una textura esponjosa. Se puede utilizar levadura fresca o levadura seca de panadería.
- Leche: Aporta humedad y ayuda a disolver los ingredientes secos.
- Sal: Una pizca de sal realza los sabores y equilibra el dulzor.
Para el glaseado:
- Azúcar glas: La base del glaseado, que proporciona una textura suave y un acabado brillante.
- Zumo de limón o agua: Se utiliza para diluir el azúcar glas hasta obtener la consistencia deseada. El zumo de limón aporta un toque ácido que contrasta con el dulzor del glaseado.
- Esencia de anís (opcional): Para intensificar el sabor a anís del glaseado.
Receta Detallada: Paso a Paso
A continuación, se presenta una receta detallada para preparar la auténtica torta de San Blas de Eibar en casa:
Ingredientes:
- 250 g de harina de trigo
- 150 g de azúcar
- 2 huevos
- 100 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 50 ml de leche
- 25 ml de licor de anís (o una cucharadita de esencia de anís)
- 10 g de levadura fresca (o 5 g de levadura seca de panadería)
- Una pizca de sal
- 200 g de azúcar glas
- Zumo de limón o agua (cantidad necesaria para la consistencia deseada)
- Esencia de anís (opcional)
Elaboración:
- Preparación de la masa: Disolver la levadura en la leche tibia. En un bol grande, mezclar la harina, el azúcar y la sal. Añadir los huevos, la mantequilla a temperatura ambiente y la mezcla de leche y levadura. Amasar hasta obtener una masa homogénea y elástica. Incorporar el licor o la esencia de anís y amasar nuevamente para integrar el aroma.
- Primer levado: Formar una bola con la masa, colocarla en un bol ligeramente engrasado, cubrir con un paño húmedo y dejar reposar en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que duplique su volumen. Este proceso es crucial para que la torta adquiera una textura esponjosa.
- Formado de la torta: Desgasificar la masa amasándola suavemente. Extender la masa con un rodillo hasta obtener un grosor de aproximadamente 1 cm. Cortar la masa con un cortador de galletas redondo o con un vaso, formando círculos de unos 8-10 cm de diámetro.
- Segundo levado: Colocar las tortas en una bandeja de horno cubierta con papel de hornear, separadas entre sí. Cubrir con un paño húmedo y dejar reposar durante unos 30 minutos, para que leven ligeramente.
- Horneado: Precalentar el horno a 180°C (calor arriba y abajo). Hornear las tortas durante 15-20 minutos, o hasta que estén doradas. Vigilar el horneado para evitar que se quemen.
- Preparación del glaseado: Mientras las tortas se enfrían, preparar el glaseado. En un bol, mezclar el azúcar glas con el zumo de limón o agua, añadiendo el líquido poco a poco hasta obtener una consistencia espesa pero fluida. Añadir unas gotas de esencia de anís, si se desea.
- Glaseado y decoración: Una vez que las tortas estén completamente frías, cubrirlas con el glaseado. Se puede decorar con fideos de colores, almendras laminadas o cualquier otro adorno comestible.
- Enfriamiento y degustación: Dejar que el glaseado se seque completamente antes de servir. La torta de San Blas se puede disfrutar sola o acompañada de un café o chocolate caliente.
Variaciones y Consejos
- Sustituciones: Para aquellos que no consumen alcohol, el licor de anís se puede sustituir por esencia de anís o, incluso, por ralladura de limón o naranja para un toque cítrico. La mantequilla puede ser reemplazada por margarina o aceite de oliva, aunque esto puede alterar ligeramente el sabor y la textura.
- Textura: Si se prefiere una torta más crujiente, se puede añadir un poco de harina de maíz a la masa. Para una textura más suave, se puede sustituir una parte de la harina de trigo por harina de repostería.
- Glaseado: Se puede añadir colorante alimentario al glaseado para darle un toque festivo. También se puede decorar con frutos secos picados, coco rallado o virutas de chocolate.
- Conservación: La torta de San Blas se conserva bien durante varios días en un recipiente hermético a temperatura ambiente. También se puede congelar, aunque el glaseado puede perder un poco de brillo al descongelarse.
- Adaptación para diferentes públicos: Para los más pequeños, se puede reducir la cantidad de anís o utilizar aromas más suaves. Para los adultos, se puede experimentar con licores más intensos o añadir especias como canela o nuez moscada.
Más allá de la receta: El significado cultural
La torta de San Blas es mucho más que una simple receta; es un elemento central de una tradición arraigada en la cultura vasca. Su elaboración y consumo durante las festividades de San Blas fortalecen los lazos familiares y comunitarios, transmitiendo valores y costumbres de generación en generación. La participación en la elaboración de la torta, especialmente por parte de los niños, les conecta con sus raíces y les enseña el valor del trabajo artesanal y la importancia de preservar las tradiciones.
La torta de San Blas también representa un símbolo de esperanza y protección. La creencia en las propiedades curativas del santo y la bendición de los alimentos refuerzan la fe y la confianza en el poder de la tradición para proteger contra las enfermedades. Esta dimensión espiritual añade un valor incalculable a la torta, convirtiéndola en un alimento con alma.
Adaptación a los tiempos modernos
A pesar de su arraigo en la tradición, la receta de la torta de San Blas se ha adaptado a los tiempos modernos, incorporando nuevas técnicas y ingredientes. La disponibilidad de ingredientes más variados y la influencia de la cocina internacional han enriquecido la receta original, dando lugar a nuevas versiones que respetan la esencia del dulce pero incorporan toques innovadores. La difusión de la receta a través de internet y las redes sociales ha contribuido a su popularización y a su adaptación a diferentes culturas y gustos.
Sin embargo, es importante preservar la autenticidad de la receta original y respetar los valores que representa. La torta de San Blas es un legado cultural que debemos proteger y transmitir a las futuras generaciones, asegurando que su sabor y su significado perduren en el tiempo.
Conclusión
La torta de San Blas de Eibar es un tesoro gastronómico que combina sabor, tradición y simbolismo. Su receta, transmitida de generación en generación, es un reflejo de la cultura vasca y de la devoción a San Blas, el santo protector de la garganta. Elaborar esta torta en casa es una forma de conectar con nuestras raíces, de celebrar la tradición y de disfrutar de un dulce delicioso y lleno de significado. Ya sea siguiendo la receta tradicional o experimentando con nuevas variantes, la torta de San Blas siempre será un símbolo de esperanza, protección y unión familiar.
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