Lacoca, un vocablo que resuena con fuerza en la gastronomía española, particularmente en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Islas Baleares y Aragón, es mucho más que un simple plato. Representa una tradición culinaria ancestral, un lienzo comestible donde la creatividad y los productos de la tierra se fusionan en una explosión de sabores y texturas. Lejos de ser una receta única, la coca se manifiesta en una asombrosa diversidad de formas, cada una con su propia identidad, historia y arraigo regional.
Para comprender la riqueza de las cocas, es fundamental alejarse de la noción simplista que la equipara a una "pizza española". Si bien comparten la base de una masa plana horneada, la coca trasciende esta comparación, ofreciendo una complejidad y una versatilidad que la convierten en un elemento singular dentro del panorama gastronómico.
Comenzar nuestro recorrido por los tipos de cocas implica adentrarnos en la geografía española, explorando cómo cada región ha moldeado este plato a su propia imagen y semejanza.
Lacoca catalana, quizás la más conocida fuera de sus fronteras, se caracteriza por una masa fina y crujiente, elaborada tradicionalmente con harina de trigo, agua, aceite de oliva y sal. La magia reside en el proceso de fermentación y estirado, que confiere a la masa esa textura inconfundiblemente quebradiza y ligera. Sobre esta base, se despliega un abanico de ingredientes que reflejan la riqueza de la huerta mediterránea y la despensa local.
Cocas de recapte: Probablemente las más emblemáticas, las "cocas de recapte" (de "recaudo" o "provisión") son un ejemplo perfecto de cocina de aprovechamiento y temporada. Su nombre evoca la idea de reunir los productos disponibles en la despensa o la huerta. Tradicionalmente, se cubren con verduras asadas como pimientos rojos y verdes, cebolla, berenjena, tomate, y a menudo se complementan con pescado en salazón (sardinas, arenques), embutidos (longaniza, butifarra) o aceitunas. Cada pueblo, cada familia, tiene su propia versión, variando los ingredientes según la estación y la tradición local. Dentro de las cocas de recapte, encontramos variantes específicas como lacoca de escalivada, donde las verduras asadas son las protagonistas absolutas, o lacoca de samfaina, con un sofrito de verduras similar al pisto.
Cocas dulces: La coca catalana también se declina en versiones dulces, ideales para postres o meriendas. Lacoca de llardons (chicharrones) es una de las más populares, combinando el dulzor de la masa con el sabor salado y crujiente de los chicharrones de cerdo. Otras cocas dulces incluyen lacoca de crema, rellena de crema pastelera; lacoca de cabello de ángel, con un relleno dulce de calabaza confitada; o lacoca de frutas, adornada con frutas frescas de temporada.
Cocas singulares: Más allá de las categorías principales, existen cocas catalanas con identidad propia, como lacoca de Montserrat, una coca dulce y esponjosa, o lacoca de vidre ("de vidrio"), extremadamente fina y crujiente, cubierta de azúcar y anís.
En laComunidad Valenciana, la coca adquiere una personalidad diferente, caracterizada por una masa más esponjosa y una mayor diversidad en sus elaboraciones. Mientras que la coca catalana tiende a ser crujiente, la coca valenciana a menudo presenta una textura más similar a la de un bizcocho o un pan plano.
Coca de mollitas: Una de las cocas valencianas más tradicionales y representativas es la "coca de mollitas" (de "migas"). Su nombre ya anticipa una de sus características principales: la masa se elabora con "mollitas" o migas de pan, lo que le confiere una textura única, ligeramente granulosa y muy sabrosa. Tradicionalmente, se cubre con sardinas de bota (en salazón), cebolla y, a veces, tomate. Es un plato humilde y contundente, perfecto para compartir.
Coca amb tonyina: La "coca amb tonyina" (con atún) es otra variedad muy popular en la Comunidad Valenciana, especialmente durante las festividades de San Juan. La masa suele ser esponjosa y se cubre con tomate frito, cebolla y atún en conserva. A menudo se añade huevo duro y aceitunas.
Coca de verduras: Al igual que en Cataluña, las cocas de verduras son muy apreciadas en Valencia. La variedad de verduras empleadas es amplia, incluyendo pimientos, berenjenas, calabacín, espinacas, acelgas, etc. A menudo se les añade embutido como salchicha o longaniza.
Cocas dulces valencianas: La repostería valenciana también cuenta con cocas dulces muy características. Lacoca Cristina, esponjosa y cubierta de azúcar y almendras laminadas, es un clásico. Lacoca boba, sencilla y ligera, es perfecta para desayunos o meriendas. Y lacoca de llanda, cocinada en una bandeja metálica ("llanda"), es una coca esponjosa y rectangular, ideal para compartir en grupo.
LasIslas Baleares aportan su propio matiz al universo de las cocas, con elaboraciones que reflejan la influencia del mar Mediterráneo y los productos locales. Tanto en Mallorca, Menorca, Ibiza como Formentera, la coca es un elemento fundamental de la gastronomía.
Coca de trempó: La "coca de trempó" es quizás la coca balear más emblemática. "Trempó" es una ensalada fresca y veraniega a base de tomate, pimiento verde y cebolla, aliñada con aceite de oliva, sal y pimentón. Esta ensalada se convierte en el ingrediente principal de esta coca, aportando frescura y jugosidad. La masa suele ser fina y crujiente, similar a la catalana.
Coca de verdura: Similar a otras cocas de verduras, la versión balear incorpora productos de la huerta local, como berenjenas, calabacín, espinacas o pimientos. A menudo se le añade sobrasada o queso de la isla.
Coca de patata: En Mallorca, la "coca de patata" es un dulce típico de Valldemossa. Se trata de una coca esponjosa y dulce, elaborada con patata en la masa, lo que le confiere una textura muy particular y una humedad característica. Se suele espolvorear con azúcar glas.
Ensaimada: Aunque técnicamente no se clasifica siempre como una coca, laensaimada balear comparte la base de una masa fermentada y horneada, y en ocasiones se considera una coca dulce. Su forma espiral y su textura ligera y hojaldrada la hacen única. Se puede consumir sola o rellena de cabello de ángel, crema pastelera o sobrasada.
Más allá de las regiones mencionadas, la coca se extiende por otras zonas de España, adoptando nombres y características ligeramente diferentes.
Coca aragonesa: En Aragón, encontramos cocas tanto dulces como saladas. Lacoca de Fraga, dulce y con frutas confitadas, es muy popular. También existen cocas saladas con verduras o carne.
Coca murciana: En la Región de Murcia, se elaboran cocas saladas con verduras y embutidos, similares a las cocas valencianas.
Coca manchega: En Castilla-La Mancha, la coca se presenta en versiones saladas con pisto manchego o gachas, y dulces con miel o arrope.
La coca no es solo un plato, es un elemento arraigado en la cultura y la sociedad de las regiones donde se consume. Forma parte de celebraciones, fiestas populares, reuniones familiares y comidas cotidianas.
Tradición y herencia: La elaboración de la coca se transmite de generación en generación, con recetas familiares que se guardan como tesoros. Cada región, cada pueblo, cada casa, tiene sus propias variantes y secretos.
Producto local y de temporada: La coca es un reflejo de la gastronomía de proximidad. Se elabora con ingredientes frescos y de temporada, aprovechando los productos de la huerta, el mar o la ganadería local. Es una cocina sostenible y conectada con el territorio.
Comida para compartir: La coca, en sus diferentes formatos, es ideal para compartir. Se consume en familia, con amigos, en fiestas populares, en picnics al aire libre. Es un plato que fomenta la convivencia y la sociabilidad.
Versatilidad y creatividad: La coca es un lienzo en blanco para la creatividad culinaria. Permite experimentar con diferentes tipos de masa, ingredientes y combinaciones de sabores. Desde las recetas más tradicionales hasta las propuestas más innovadoras, la coca siempre sorprende.
Si bien los ingredientes de cobertura son importantes, la masa es el elemento fundamental que define la personalidad de cada coca. Existen diferentes tipos de masa, cada una con sus propias características y técnicas de elaboración.
Masa de harina de trigo: La más común y versátil. Se puede elaborar con diferentes tipos de harina (fuerza, floja, integral), agua, aceite de oliva, sal y levadura (fresca o seca). La proporción de ingredientes y el tiempo de fermentación determinarán la textura final de la masa.
Masa de harina de maíz: Utilizada en algunas variantes, especialmente en zonas rurales. Aporta un sabor y una textura diferentes, más rústicos.
Masa con "mollitas" de pan: Característica de la coca de mollitas valenciana. Las migas de pan remojadas en agua se incorporan a la masa, aportando una textura granulosa y un sabor particular.
Masa dulce: Para las cocas dulces, se suele añadir azúcar a la masa base, y en ocasiones huevos, mantequilla o leche, para enriquecerla y darle mayor esponjosidad.
La elaboración de la coca requiere paciencia y cuidado. Desde la preparación de la masa hasta el horneado, cada paso es importante para obtener un resultado óptimo.
Amasado: El amasado es fundamental para desarrollar el gluten de la harina y obtener una masa elástica y homogénea. Se puede realizar a mano o con amasadora.
Fermentación o levado: El tiempo de fermentación permite que la levadura actúe y la masa aumente de volumen, adquiriendo esponjosidad y sabor. El tiempo y la temperatura de fermentación varían según el tipo de masa y las condiciones ambientales.
Estirado: La masa se estira con rodillo o a mano, dándole la forma deseada (redonda, rectangular, ovalada...). El grosor de la masa influirá en la textura final de la coca.
Cobertura: Una vez estirada la masa, se cubre con los ingredientes elegidos. Es importante distribuir los ingredientes de manera uniforme para que la cocción sea homogénea.
Horneado: La coca se hornea en horno precalentado a temperatura alta. El tiempo de cocción varía según el tipo de coca y el horno. Es importante vigilar la cocción para que la coca no se queme.
Recorrer el universo de las cocas es sumergirse en la riqueza y diversidad de la gastronomía española. Desde las crujientes cocas catalanas hasta las esponjosas cocas valencianas, pasando por las singulares cocas baleares, cada región aporta su propia interpretación de este plato ancestral. Más allá de las recetas individuales, la coca representa una forma de cocinar y de entender la gastronomía: basada en productos locales, de temporada, elaborada con paciencia y cariño, y pensada para compartir. La coca es un tesoro gastronómico que sigue vivo y en constante evolución, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su esencia y su sabor.
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