El cocido, plato emblemático de la gastronomía española, especialmente en su variante madrileña, es mucho más que una simple sopa o un guiso. Es una experiencia culinaria completa, un ritual que se disfruta con calma y que evoca tradición, familia y los sabores auténticos de antaño. Prepararlo en olla normal, a fuego lento, es la forma más tradicional y, para muchos, la que mejor realza los sabores de cada ingrediente. Aunque pueda parecer laborioso, el proceso es sencillo y el resultado, inigualable. Acompáñenos en este recorrido paso a paso para descubrir los secretos de un cocido perfecto en olla tradicional.
En la era de la inmediatez, donde la olla express se ha convertido en un aliado en la cocina, cocinar un cocido en olla normal puede parecer una contradicción. Sin embargo, esta lentitud es precisamente su mayor virtud. La cocción lenta y prolongada en olla normal permite que los sabores se desarrollen plenamente, que las carnes queden increíblemente tiernas y que los garbanzos adquieran una textura melosa. No se trata solo de cocinar, sino de permitir que los ingredientes se fusionen en una sinfonía de sabores que solo el tiempo y el fuego lento pueden lograr.
La olla express, aunque práctica y rápida, a menudo sacrifica la profundidad del sabor en aras de la velocidad. En el cocido, donde cada ingrediente aporta matices distintos, esta cocción pausada en olla normal es esencial para que cada uno despliegue su potencial y contribuya al conjunto final. Además, el proceso en olla normal permite un mayor control, pudiendo ir ajustando los tiempos de cocción de cada ingrediente para que todo quede en su punto justo.
La calidad de los ingredientes es fundamental en cualquier receta, pero en el cocido, donde la sencillez es la base, aún más. Cada ingrediente aporta su sabor característico y contribuye a la riqueza del conjunto. No escatime en calidad y elija productos frescos y de confianza.
La variedad de carnes es una de las señas de identidad del cocido. Cada una aporta texturas y sabores diferentes, creando un equilibrio perfecto. Las carnes básicas para un cocido tradicional son:
Las cantidades de carne pueden variar al gusto, pero es importante mantener un equilibrio para que ningún sabor predomine sobre los demás. Para una olla grande y una comida para 6-8 personas, se suelen utilizar las siguientes cantidades orientativas:
Los garbanzos son el ingrediente estrella del cocido. Deben ser de buena calidad, preferiblemente de Fuentesaúco o Pedrosillo, conocidos por su textura mantecosa y su sabor delicado. La cantidad recomendada es de unos 200-250g de garbanzos secos por cada 6-8 personas.
Un paso crucial: el remojo. Los garbanzos deben remojarse en agua fría con sal durante al menos 12 horas, idealmente 24 horas. Este proceso no solo los hidrata y reduce el tiempo de cocción, sino que también mejora su digestibilidad y textura.
Las verduras aportan frescura, vitaminas y un contrapunto ligero a la contundencia de las carnes. Las verduras tradicionales del cocido madrileño son:
Las cantidades de verduras pueden variar al gusto, pero se recomienda utilizar aproximadamente:
La elaboración del cocido en olla normal requiere paciencia y seguir una serie de pasos para asegurar el éxito. La clave está en cocinar cada ingrediente en el momento adecuado para que conserve su sabor y textura.
Como ya hemos mencionado, el remojo de los garbanzos es fundamental. Coloque los garbanzos en un recipiente grande, cúbralos con agua fría abundante (que los cubra al menos dos dedos por encima) y añada una cucharada de sal por litro de agua. Deje remojar en un lugar fresco durante 12-24 horas.
Antes de comenzar la cocción, prepare las carnes. Si utiliza gallina entera, puede trocearla en cuartos o dejarla entera si la olla es lo suficientemente grande. Corte el morcillo en trozos grandes. Pinche el chorizo y la morcilla con un tenedor para que no revienten durante la cocción. Lave bien los huesos de jamón y caña.
En una olla grande y de fondo grueso (idealmente una olla para cocido o puchero), coloque todas las carnes (morcillo, gallina o pollo, tocino, chorizo, morcilla, huesos de jamón y caña) y cúbralas con agua fría abundante. Asegúrese de que el agua cubra las carnes al menos dos dedos por encima. Añada sal al agua (aproximadamente una cucharada sopera rasa por cada 3 litros de agua, rectificando al final). Si desea utilizar azafrán, añádalo ahora.
Lleve la olla a fuego alto hasta que comience a hervir. En cuanto rompa a hervir, baje el fuego al mínimo, retire con una espumadera la espuma e impurezas que suban a la superficie (este proceso se llama "desgrasar" o "espumar" y es importante para obtener un caldo limpio y claro). Tape la olla y deje cocer a fuego muy lento durante al menos 2 horas, idealmente 3 horas. Cuanto más tiempo se cocinen las carnes a fuego lento, más tiernas y sabrosas quedarán.
Durante la cocción, controle el nivel de agua y añada más agua caliente si es necesario para que las carnes estén siempre cubiertas.
Después de al menos 2 horas de cocción de las carnes, es el momento de añadir los garbanzos. Escurra y enjuague bien los garbanzos remojados. Incorpórelos a la olla junto con las carnes. Asegúrese de que los garbanzos también queden cubiertos por el caldo, añadiendo más agua caliente si es necesario.
Vuelva a llevar a ebullición suave, retire la espuma si aparece y tape de nuevo la olla. Deje cocer a fuego lento durante 1.5 - 2 horas más, o hasta que los garbanzos estén tiernos pero no deshechos. El tiempo de cocción de los garbanzos dependerá de su variedad y calidad, así como del tiempo de remojo. Vaya probando los garbanzos para comprobar su punto.
Mientras los garbanzos se cocinan, prepare las verduras. Pele y trocee las zanahorias, patatas y nabos en trozos grandes y regulares. Corte el repollo en cuartos o en trozos grandes, retirando el tronco central más duro. Si utiliza puerro y apio, límpielos y trocéelos también.
Aproximadamente 45-60 minutos antes de que los garbanzos estén listos, incorpore las verduras a la olla. Comience por las verduras más duras, como zanahorias y nabos. Unos 15-20 minutos después, añada las patatas y el repollo (y puerro y apio, si los utiliza). Asegúrese de que las verduras también queden cubiertas por el caldo, añadiendo más agua caliente si es necesario.
Vuelva a llevar a ebullición suave, retire la espuma si aparece y tape de nuevo la olla. Deje cocer a fuego lento hasta que las verduras estén tiernas, pero no blandas. El tiempo de cocción de las verduras dependerá de su tamaño y tipo. Vaya probando las verduras para comprobar su punto.
Una vez que todos los ingredientes estén cocidos y tiernos, retire la olla del fuego y deje reposar el cocido durante al menos 15-20 minutos antes de servir. Este reposo permite que los sabores se asienten y se intensifiquen.
Tradicionalmente, el cocido madrileño se sirve en tres vuelcos:
Cada comensal se sirve a su gusto de cada vuelco. El orden tradicional es sopa, garbanzos y verduras, y finalmente las carnes, pero puede adaptarse al gusto personal.
Sugerencias para servir: Puede acompañar el cocido con:
Más allá de la receta paso a paso, existen algunos secretos y consejos que pueden marcar la diferencia entre un cocido bueno y un cocido excepcional:
El cocido es mucho más que una receta. Es un plato con historia, arraigado en la cultura española, especialmente en Madrid. Su origen se remonta a la olla podrida medieval, un guiso contundente y variado que evolucionó hasta convertirse en el cocido que conocemos hoy en día.
El cocido es un plato de invierno, ideal para los días fríos, que reconforta el cuerpo y el alma. Es un plato para compartir en familia o con amigos, alrededor de una mesa, disfrutando de la conversación y de los sabores auténticos de la cocina tradicional.
Preparar un cocido en olla normal es un acto de paciencia, de cariño y de conexión con nuestras raíces. Es una invitación a desacelerar, a disfrutar del proceso de cocción y a saborear el resultado con calma y gratitud. Anímese a preparar este plato emblemático y descubra la magia de la cocina tradicional.