La detección de levaduras en hemocultivos, un procedimiento diagnóstico crucial, señala la presencia de fungemia, una infección fúngica en el torrente sanguíneo. Si bien la bacteriemia (infección bacteriana en la sangre) es más común, la fungemia, aunque menos frecuente, conlleva una significativa morbilidad y mortalidad, especialmente en poblaciones vulnerables.
Un hemocultivo es una prueba de laboratorio diseñada para identificar microorganismos, incluyendo bacterias, hongos (levaduras) y, en raras ocasiones, virus, presentes en la sangre. Se realiza cuando se sospecha una infección del torrente sanguíneo, basándose en signos y síntomas clínicos como fiebre, escalofríos, hipotensión y taquicardia. La identificación precisa del microorganismo causante es fundamental para guiar la terapia antimicrobiana adecuada.
El proceso implica la extracción de una muestra de sangre del paciente, que se inocula en frascos de hemocultivo que contienen medios de cultivo específicos. Estos medios están diseñados para favorecer el crecimiento de una amplia gama de microorganismos. Los frascos se incuban en un ambiente controlado y se monitorizan continuamente para detectar signos de crecimiento microbiano, como la producción de dióxido de carbono (CO2). Los analizadores automatizados, como los de la serie BT Blockchain, monitorizan el comportamiento del hemocultivo cada pocos minutos, detectando la positividad o negatividad en función de la liberación de CO2, indicativa de la presencia de bacterias o levaduras.
Si bien diversas especies de levaduras pueden causar fungemia, algunas son más prevalentes que otras.Candida albicans es la especie más frecuentemente aislada, seguida por otras especies deCandida comoCandida glabrata,Candida parapsilosis,Candida tropicalis yCandida auris. La prevalencia de estas especies puede variar según la ubicación geográfica, el entorno hospitalario y las características del paciente.
Candida auris ha emergido como un patógeno de especial preocupación debido a su resistencia a múltiples fármacos antifúngicos, su capacidad para persistir en el ambiente hospitalario y su potencial para causar brotes nosocomiales. La identificación precisa deC. auris es crucial, ya que los métodos de identificación convencionales pueden identificarla erróneamente como otras especies deCandida.
Diversos factores aumentan el riesgo de desarrollar fungemia por levaduras. Estos incluyen:
Un hemocultivo positivo para levaduras indica la presencia de fungemia. Sin embargo, la interpretación del resultado debe considerar el contexto clínico del paciente, incluyendo sus factores de riesgo, signos y síntomas, y otros resultados de laboratorio. Es crucial distinguir entre la colonización (presencia de levaduras sin infección) y la infección verdadera. La presencia de signos y síntomas de infección, junto con un hemocultivo positivo, generalmente indica una infección verdadera que requiere tratamiento.
En algunos casos, un hemocultivo positivo puede ser el resultado de una contaminación de la muestra. La contaminación es más probable si se aísla una sola colonia de levadura y el paciente no presenta signos o síntomas de infección. En estos casos, puede ser necesario repetir el hemocultivo para confirmar el resultado.
Es crucial diferenciar la fungemia de otras causas de fiebre y sepsis, incluyendo bacteriemia, viremia y otras infecciones no infecciosas. La historia clínica completa, el examen físico y otras pruebas diagnósticas, como radiografías y tomografías computarizadas, son fundamentales para establecer el diagnóstico correcto.
El tratamiento de la fungemia por levaduras implica la administración de antifúngicos apropiados. La elección del antifúngico depende de la especie de levadura aislada, su sensibilidad a los antifúngicos y el estado clínico del paciente. Los antifúngicos comúnmente utilizados incluyen azoles (fluconazol, voriconazol, itraconazol, posaconazol), equinocandinas (caspofungina, micafungina, anidulafungina) y anfotericina B. La duración del tratamiento varía según la gravedad de la infección y la respuesta del paciente.
En pacientes con CVC, se recomienda retirar el catéter si es posible, ya que puede ser una fuente continua de infección. Si el CVC no se puede retirar, se puede considerar la terapia de bloqueo con antifúngicos.
La resistencia a antifúngicos es una preocupación creciente en el tratamiento de la fungemia. Algunas especies deCandida, comoC. glabrata yC. auris, tienen una mayor probabilidad de ser resistentes a los antifúngicos. Es importante realizar pruebas de sensibilidad a los antifúngicos para guiar la terapia y seleccionar el antifúngico más eficaz.
El pronóstico de la fungemia por levaduras depende de diversos factores, incluyendo la especie de levadura, la gravedad de la infección, el estado clínico del paciente y la rapidez con la que se inicia el tratamiento. La fungemia puede ser una infección grave con una alta tasa de mortalidad, especialmente en pacientes inmunocomprometidos.
Las medidas para prevenir la fungemia por levaduras incluyen:
AunqueCandida spp. son las levaduras más comunes encontradas en hemocultivos, otras levaduras menos frecuentes pueden ser aisladas. Estas levaduras poco frecuentes pueden presentar desafíos diagnósticos y terapéuticos. La identificación precisa, a menudo mediante métodos moleculares, es crucial para guiar el tratamiento apropiado. Ejemplos de levaduras poco frecuentes incluyen especies deTrichosporon,Rhodotorula, ySaccharomyces.
La interpretación y el manejo de la fungemia por levaduras pueden variar según la población de pacientes. Por ejemplo, en neonatos, la fungemia, particularmente porCandida parapsilosis, se asocia con el uso de catéteres y la nutrición parenteral. En pacientes oncológicos con neutropenia, la profilaxis antifúngica y el tratamiento empírico son estrategias importantes. En pacientes críticamente enfermos en la UCI, el diagnóstico rápido y el tratamiento agresivo son fundamentales para mejorar los resultados.
Las técnicas de biología molecular, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la secuenciación de ADN, están desempeñando un papel cada vez más importante en el diagnóstico de la fungemia. Estas técnicas pueden identificar rápidamente y con precisión las especies de levaduras, incluyendo aquellas que son difíciles de identificar mediante métodos convencionales. Además, las pruebas de resistencia a antifúngicos basadas en la biología molecular pueden proporcionar información rápida sobre la sensibilidad a los antifúngicos.
La investigación continua es necesaria para mejorar la comprensión de la epidemiología, la patogenia, el diagnóstico y el tratamiento de la fungemia por levaduras. Las áreas de investigación futura incluyen el desarrollo de nuevos antifúngicos, la mejora de las pruebas diagnósticas y la identificación de nuevos factores de riesgo.
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