El morcillo, también conocido como jarrete o zancarrón, es un corte de carne de vacuno que, aunque clasificado como de segunda, esconde un potencial gastronómico inmenso. Su textura melosa y su rica concentración de fibras lo convierten en un ingrediente estrella para guisos y estofados que evocan tradición y sabor. Esta receta, inspirada en el genio culinario de Martín Berasategui, eleva el morcillo a un nivel gourmet, explorando técnicas y combinaciones que transforman un plato humilde en una experiencia inolvidable.
El Morcillo: Un Corte Versátil y Lleno de Sabor
Antes de sumergirnos en la receta, es crucial entender las características del morcillo. Esta pieza, ubicada en la parte inferior de las patas de la res, se distingue por su abundante tejido conectivo. Este tejido, lejos de ser un inconveniente, es la clave de su jugosidad. Durante la cocción lenta, el colágeno se transforma en gelatina, aportando una textura suave y untuosa al guiso. Además, el morcillo, al estar cerca del hueso, desarrolla un sabor profundo y concentrado, ideal para caldos y estofados sustanciosos.
Ingredientes Clave para un Morcillo al Estilo Berasategui
La calidad de los ingredientes es fundamental para lograr un resultado excepcional. Aquí te presentamos una lista detallada de los componentes esenciales:
- Morcillo de Vacuno: 1.5 kg, preferiblemente de una pieza entera para un mejor control del corte. La calidad de la carne es primordial. Busca un morcillo con buen marmoleo (vetas de grasa intramuscular) para asegurar jugosidad y sabor.
- Pimiento Rojo: 125 g, aportará dulzor y color al guiso. Opta por un pimiento maduro y firme.
- Cebolleta: 200 g, su sabor suave y fresco complementará la profundidad del morcillo. Si no tienes cebolleta, puedes usar cebolla blanca, pero en menor cantidad.
- Puerro: 100 g, añadirá un toque sutil y elegante. Lava bien el puerro para eliminar cualquier resto de tierra.
- Zanahoria: 150 g, endulzará el guiso y contribuirá a su textura. Las zanahorias baby son una buena opción por su sabor más dulce.
- Ajo: 7.5 g (aproximadamente 2 dientes), imprescindible para el aroma y el sabor. Pica finamente el ajo o machácalo para liberar todo su potencial.
- Vino Tinto: 300 g, un buen vino tinto realzará los sabores de la carne y las verduras. Elige un vino de cuerpo medio, como un Rioja o un Ribera del Duero joven.
- Brandy: 50 g, un toque de brandy de Jerez añadirá complejidad y un aroma embriagador. Si no tienes brandy de Jerez, puedes usar otro tipo de brandy o coñac.
- Caldo: 2 litros, preferiblemente caldo de carne casero. Si usas caldo comercial, elige uno de buena calidad y bajo en sodio.
- Harina: 15 g, para espesar ligeramente la salsa. Puedes usar harina de trigo común o harina de maíz refinada (Maizena) para una opción sin gluten.
- Aceite de Oliva: 50 g, para sofreír las verduras y sellar la carne. Utiliza un aceite de oliva virgen extra de buena calidad.
- Hierbas Aromáticas (opcional): Tomillo, laurel, romero... un manojo de hierbas frescas atado con hilo de cocina aportará un aroma fresco y complejo al guiso.
- Sal y Pimienta Negra Recién Molida: Al gusto, para sazonar.
Preparación Paso a Paso: Desvelando los Secretos del Morcillo Guisado
Esta receta se divide en varias etapas clave, cada una con su importancia para el resultado final:
1. Preparación de los Ingredientes: La Base del Sabor
- Limpieza y Corte del Morcillo: Retira cualquier exceso de grasa del morcillo, pero no elimines toda, ya que contribuye al sabor. Corta el morcillo en trozos de tamaño mediano, aproximadamente de 5-6 cm. Este tamaño permite que la carne se cocine de manera uniforme y conserve su jugosidad.
- Picado de las Verduras: Pica finamente el pimiento rojo, la cebolleta, el puerro, el ajo y la zanahoria. Un picado uniforme asegura una cocción homogénea y una distribución equilibrada de los sabores. La cebolleta se puede cortar en juliana fina.
2. El Sofrito: Concentrando los Aromas
- Sofrito Lento: En una olla grande o cazuela de fondo grueso, calienta el aceite de oliva a fuego medio. Añade las verduras picadas (pimiento, cebolleta, puerro, ajo y zanahoria) y sofríe lentamente durante al menos 20-25 minutos, removiendo ocasionalmente. El objetivo es que las verduras se ablanden y liberen sus azúcares naturales, caramelizando ligeramente y creando una base de sabor rica y profunda. No tengas prisa en esta etapa, ya que es fundamental para el resultado final.
3. Sellado del Morcillo: Un Toque Crujiente y Sabroso
- Sellado Perfecto: Sube el fuego a medio-alto. Salpimienta los trozos de morcillo y enharínalos ligeramente. Sacude el exceso de harina. Añade los trozos de morcillo a la olla y séllalos por todos los lados hasta que estén dorados. El sellado ayuda a retener los jugos de la carne y le da un color y sabor atractivos. No sobrecargues la olla, sella la carne en tandas si es necesario.
4. Desglasado y Cocción Lenta: El Alma del Guiso
- Desglasado con Vino Tinto: Retira el morcillo sellado de la olla y resérvalo. Vierte el vino tinto en la olla y raspa el fondo con una cuchara de madera para despegar los jugos caramelizados. Este proceso, conocido como desglasado, añade una capa extra de sabor al guiso. Deja que el vino reduzca a la mitad, concentrando aún más su sabor.
- Añadir el Morcillo y el Caldo: Incorpora de nuevo el morcillo a la olla. Añade el brandy y flambea con cuidado (opcional). Vierte el caldo caliente hasta cubrir la carne. Asegúrate de que el caldo cubra completamente el morcillo para una cocción uniforme.
- Cocción Lenta: Lleva el guiso a ebullición, luego reduce el fuego a bajo, tapa la olla y cocina a fuego lento durante al menos 2-3 horas, o hasta que el morcillo esté muy tierno y se deshaga fácilmente con un tenedor. El tiempo de cocción dependerá del tamaño de los trozos de morcillo y de la potencia del fuego. Revisa el guiso ocasionalmente y añade más caldo si es necesario.
5. Ajuste de la Salsa: Un Toque Final de Perfección
- Reducción de la Salsa: Una vez que el morcillo esté tierno, retira la carne de la olla y resérvala. Sube el fuego a medio y deja que la salsa reduzca hasta obtener la consistencia deseada. Si la salsa está demasiado líquida, puedes espesarla con un poco de harina de maíz disuelta en agua fría.
- Triturado Opcional: Si prefieres una salsa más fina, puedes triturar las verduras con una batidora de mano. Sin embargo, si quieres mantener la textura rústica del guiso, puedes dejar las verduras enteras.
- Rectificación de Sazonamiento: Prueba la salsa y rectifica de sal y pimienta si es necesario. Añade un poco de azúcar si la salsa está demasiado ácida.
- Incorporación del Morcillo: Vuelve a añadir el morcillo a la olla y calienta durante unos minutos para que se impregne bien de la salsa.
Consejos y Trucos al Estilo Berasategui
- La Paciencia es Clave: La cocción lenta es fundamental para lograr un morcillo tierno y jugoso. No tengas prisa y deja que el tiempo haga su magia.
- El Caldo Casero Marca la Diferencia: Un buen caldo casero aportará un sabor mucho más profundo y complejo al guiso. Si no tienes tiempo de prepararlo, puedes usar un caldo comercial de buena calidad, pero asegúrate de que sea bajo en sodio.
- El Sellado es Fundamental: Sellar la carne correctamente ayuda a retener los jugos y le da un color y sabor atractivos. No sobrecargues la olla al sellar la carne, hazlo en tandas si es necesario.
- El Vino Tinto Aporta Profundidad: Un buen vino tinto realzará los sabores de la carne y las verduras. Elige un vino de cuerpo medio, como un Rioja o un Ribera del Duero joven.
- Experimenta con Hierbas Aromáticas: Añade un manojo de hierbas frescas atado con hilo de cocina para un aroma fresco y complejo. Tomillo, laurel, romero... las posibilidades son infinitas.
- Un Toque de Brandy para un Aroma Embriagador: Un toque de brandy de Jerez añadirá complejidad y un aroma embriagador. Si no tienes brandy de Jerez, puedes usar otro tipo de brandy o coñac.
- La Reducción de la Salsa Concentra el Sabor: Dejar que la salsa reduzca hasta obtener la consistencia deseada concentra los sabores y le da una textura más rica.
- No Temas Experimentar: Esta receta es una base, siéntete libre de adaptarla a tus gustos y preferencias. Añade otras verduras, especias o hierbas aromáticas para crear tu propia versión del morcillo guisado al estilo Berasategui.
Presentación y Acompañamiento
Sirve el morcillo guisado caliente, acompañado de patatas fritas, puré de patatas, arroz blanco o verduras al vapor. Espolvorea un poco de perejil fresco picado por encima para decorar. Un buen vino tinto de la misma variedad que usaste para cocinar el guiso será el maridaje perfecto.
Variaciones y Adaptaciones
Esta receta es muy versátil y se puede adaptar a diferentes gustos y preferencias. Aquí te presento algunas variaciones:
- Morcillo Guisado con Setas: Añade setas frescas (boletus, champiñones, etc.) al guiso durante la última hora de cocción. Las setas aportarán un sabor terroso y umami al plato.
- Morcillo Guisado con Patatas: Añade patatas cortadas en trozos medianos al guiso durante la última hora de cocción. Las patatas absorberán los sabores del guiso y se convertirán en un acompañamiento delicioso.
- Morcillo Guisado con Garbanzos: Añade garbanzos cocidos al guiso durante los últimos 30 minutos de cocción. Los garbanzos aportarán textura y un sabor reconfortante al plato.
- Morcillo Guisado Picante: Añade una guindilla o un poco de pimentón picante al sofrito para darle un toque picante al guiso.
- Morcillo Guisado a la Olla Rápida: Si tienes prisa, puedes cocinar el morcillo en la olla rápida. Reduce el tiempo de cocción a unos 45-60 minutos.
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